Si por algo recordaremos a Astorga es por su gastronomía. Ese contundente cocido maragato que degustamos en Casa Maragata y que se come al revés, es decir, primero la carne, a continuación los garbanzos, patatas y verduras y finalmente la sopa, todo ello regado con buen vino y de postre natillas. También habría que destacar su magnífica repostería: hojaldres, mantecados y su chocolate de elaboración artesana.
Astorga es otra ciudad leonesa muy relacionada con el Camino de Santiago, donde se unen el francés, que unía Astorga con Burdeos, y la Vía de la Plata, que comunicaba Mérida con Astorga.
La catedral
Su bella catedral (S. XV – XVIII) con sus fachadas exteriores llenas de historia, la renacentista de los Obispos y la principal, barroca. Dentro tenemos el retablo Mayor obra de Gaspar Becerra y la sillería del coro del siglo XVI. La torre está rematada por la estatua de Pedro Mato que es realmente una veleta.
A la derecha de la catedral tenemos la Capilla de San Esteban perteneciente a la Cofradía de las Cinco Llagas (S. XIV). Ahí también se encuentra la iglesia de Santa Marta y la Celda de las Emparedadas. No os perdáis el detalle de la pequeña ventana exterior, con una inscripción en la parte superior que dice “Acuérdate de mi juicio, porque así será también el tuyo. A mí ayer, a tí hoy”, en recuerdo de los emparedamientos femeninos llevados a cabo en la pequeña celda, que se tapiaba para encerrarse como penitencia.
Palacio Episcopal
Como si de un cuento de princesas se tratara y en cualquier momento ésta apareciera asomada a la ventana, emerge detrás de la Catedral el Palacio Episcopal.
El obispo Juan Bautista Grau Vallespinos (natural de Reus) encarga a Antonio Gaudí la construcción de este palacio, siendo uno de los tres edificios que Gaudí realizara fuera de Cataluña, junto con la Casa Botines en León y El Capricho en Comillas (Santander). Comienzan las obras en 1889 y finalizan en 1913 de la mano de Ricardo García Guereta.
En 1963 se convierte en Museo de los Caminos. Merece la pena visitarlo para ver la decoración de la capilla, las escaleras, las vidrieras, los techos y el sótano con los restos prehístóricos, romanos y medievales.
La visita a los jardines es gratuita y nos encontraremos con tres grandes figuras de ángeles, realizados en zinc. Gaudí había previsto colocarlos en el tejado, pero al no concluir él la obra y no dejar explicaciones de cómo hacerlo, no supieron cómo colocarlos y los dejaron expuestos en el jardín. Cada uno de estos ángeles porta uno de los atributos episcopales (Mitra, Báculo y Cruz).
Plaza Mayor
Típica plaza castellana, con sus soportales y el Ayuntamiento del siglo XVII.
Como elemento típico y diferenciador de otras plazas nos recordarán las horas los maragatos Juan Zancuda y Colasa, que en el remate central golpean la campana con sendos mazos dando así las horas.
Una buena idea es tomar algo en alguna de las terracitas y detener el tiempo para observar ese movimiento de peregrinos que oiremos hablar en diferentes lenguas y que nos recuerdan que el tiempo sigue pasando.
Convento de San Francisco
En la calle Padres Redentoristas está el Convento de San Francisco. Regentado por los padres redentoristas, dicen que lo fundó San Francisco de Asís cuando peregrinaba a Santiago. En una de las capillas laterales, los escudos de la familia Junco aluden a la nobleza urbana de Astorga durante el siglo XVII. Anexa al convento está la capilla de la Santa Vera Cruz.
El pasado romano
Delante veremos el pasado romano de la ciudad, donde podemos ver los restos de “La Domus del mosaico del oso y los pájaros”, una vivienda de un alto funcionario de la ciudad, con una gran superficie y con un mosaico que se conserva representando el Mito de Orfeo. En el panel explicativo podéis activar una audición que os explicará la historia de esta casa y época.
En la plaza San Francisco, justo enfrente, está el albergue de peregrinos y una escultura de un peregrino que los representa. Mientras estuvimos allí vimos una gran afluencia de peregrinos con sus rostros cansados pero a su vez felices por la experiencia.
Jardín de la Sinagoga y las murallas
Muy cerca del albergue está el Jardín de la Sinagoga (ahí se encontraba la antigua sinagoga), desde donde se puede disfrutar las vistas de la ciudad moderna de Astorga, sus alrededores y la silueta del mítico monte Teleno. Estaremos sobre las Murallas de Astorga, que rodean el casco antiguo de la ciudad. Se crea este muro defensivo en la época romana con motivo de las guerras cántabras (S. I). Este muro fue derribado y en los siglos III y IV se crea un segundo muro que sufre varias reformas. Tiene una longitud de más de 2 km. En el lado opuesto al Jardín de la Sinagoga, la Catedral y el Palacio Episcopal quedan justamente encima creando una bella estampa.
Nosotros nos alojamos en “El descanso de Wendy“, desde nuestra habitación podíamos ver la torre de la Catedral y cerquita del aljibe medieval que abasteció de agua a la ciudad en aquella época.
En la parte posterior de la catedral, próximo a la muralla romana, descubrimos un anfiteatro de origen medieval con una entrada formada por grandes arcos y unas gradas para sentarse el público, allí se realizaban muchos espectáculos.
Castrillo de Polvazares
Un pueblecito maragato que conserva toda su esencia y muy cerca de Astorga, una recomendable excursión. Declarado conjunto histórico-artístico en 1980.
Todo el pueblo es peatonal por lo que dejaremos el coche a la entrada, en el aparcamiento que hay junto al puente.
Típico pueblo arriero que comerciaba con Madrid y Galicia. Un dato curioso son las puertas y la anchura de las calles. Las puertas son más altas de lo normal y acaban en un arco apuntado para poder pasar con los carros que llevaban.
Hay dos cruceros, uno al principio del pueblo y otro al final. Cuando fuimos, bastante temprano, no encontramos a nadie por las calles, era un pueblo desierto que nos transportó en el tiempo. Sus calles conservan su empedrado como años atrás y sus casas no han variado nada, conservando lo mejor de la arquitectura tradicional maragata. Ahora muchas de ellas son restaurantes que ofrecen el riquísimo cocido maragato.
2 comentarios
Gracias Bernardo por tus palabras.
Muchas veces no se hasta donde puede llegar un artículo, ni lo que puede llegar a hacer sentir al que lo lee.
Tu comentario me anima a seguir y me alegro mucho que te haya hecho recordar momentos felices de tus raices y sobre todo te doy las gracias por un comentario tan bonito que me ha emocionado a mi también.
Un abrazo
Hace un momento que te pedí este enlace, y como lo he hallado y admirado, agregaré que es un artículo lleno de arte y no sólo en lo arquitectónico e histórico, sino en la parte en la que relatas las vivencias con el buen sabor que la visita te ha dejado. Me alegran mucho tus halagos para esta ciudad bimilenaria en la que pasé los primeros treinta años de mi vida, en la que nacieron dos hijas -la tercera en León- y en la que se van extinguiendo mis raíces al tiempo que se arraigan mis cariños, y cada vez que veo alguna foto se desprende algún indeleble recuerdo de esos que tenemos grapados en nuestros adentros, como las veces que bajé al sótano del Palacio a coger alguna pelota caída, trepando por una soga con nudos que teníamos para esos percances… Uff, han pasado tantos años….
No sigo, ya que la emoción me puede.
Te reitero mi agradecimiento, y te deja un abrazo este maragato de pro.