Paseando por las calles de Cáceres te sientes transportado a otra época lejana que dejó huella en sus piedras.
Cuando llegamos a la ciudad un 27 de Abril, nos sorprendió la riada de gente que iba hacia la Concatedral, así que les seguimos los pasos y descubrimos que nuestra visita coincidía con la bajada en procesión de la Virgen de la Montaña desde su santuario hasta la Concatedral de Santa María de Cáceres, aquí quedará expuesta durante el Novenario, envuelta en flores y rodeada del cariño de todos los cacereños y vecinos de localidades cercanas que se acercan a verla.
La Virgen de la Montaña es patrona de la ciudad desde 1906. Este acontecimiento ocurre una vez al año y es esperado con gran fervor por los cacereños.
Integrados ya en la fiesta, comenzamos nuestra visita turística por la Plaza Mayor, ya en el siglo XIII era utilizada para celebrar ferias, mercados e incluso reuniones del Consejo y en el siglo XVI se rodea de soportales. En la plaza tenemos la Oficina de Turismo, en la parte sur se encuentra el Ayuntamiento, que ocupa un edificio clasicista del Siglo XIX, en el interior se muestra una colección de lápidas de diferentes épocas históricas.
En el este se observan parte de las murallas almohades del Siglo XII y la Torre Bujaco, nombre de procedencia árabe y de la misma época. Existe una leyenda que dice que en ella fueron degollados 40 caballeros cristianos por las tropas árabes. Se puede visitar y desde lo alto tendremos unas vistas impresionantes de la ciudad monumental de Cáceres.
Al lado tenemos la ermita de la Paz del siglo XVIII, por sus escalinatas ascendemos hasta el Arco de la Estrella, acceso principal al recinto amurallado. Arco barroco del siglo XVIII levantado por Manuel Lara de Churriguera. El arco está rematado en su parte superior por una hornacina con la Virgen de la Estrella que le da el nombre.
En la parte oeste de la muralla nos encontramos con la Torre de los Púlpitos, de 16 metros de altura con una función militar de defensa de la ciudad y de origen claramente cristiano. Su nombre se lo debe a sus dos esquinas frontales rematadas con cubos cilíndricos que le da una similitud con los púlpitos de una iglesia.
Una vez pasado el Arco de la Estrella llegamos a la Plaza de Santa María, el monumento más importante ubicado en ella es la Concatedral de Santa María del siglo XV-XVI, es concatedral desde 1957. En la capilla mayor tenemos un magnífico retablo plateresco de madera de cedro obra de Roque Balduque y Guillén Ferrant de 1551.
Frente a la fachada principal de la Concatedral tenemos el Palacio Episcopal, fue residencia del obispo de Coria, la parte más antigua data del siglo XIII y la más moderna del siglo XVI. También en la plaza se encuentra el Palacio de Hernando de Ovando, mansión del hermano del primer gobernador de la Española, Fray Nicolás de Ovando, del siglo XV. Tiene una bella fachada renacentista y está decorado con varios escudos nobiliarios. Otro palacio que podemos admirar en esta plaza es el Palacio del Mayoralgo.
A la derecha de la Concatedral camino de la Plaza San Jorge, nos encontramos el Palacio de los Golfines de Abajo, del siglo XVI, fue construido por la familia Golfin que se asienta en la ciudad tras la Reconquista, tiene una parte que es casa fortaleza y otra con influencias humanistas.
Este palacio albergó a los Reyes Católicos cuando visitaron Cáceres. Llegamos a la plaza de San Jorge, patrono de Cáceres desde 1229, ya que el 23 de Abril de 1229 día de su festividad, la ciudad fue reconquistada por Alfonso IX.
Está representado matando al dragón en una escultura en bronce en una hornacina en las escalinatas de subida a la Iglesia de San Francisco Javier. Esta iglesia data del Siglo XVIII, también es llamada popularmente como Iglesia de la Preciosa Sangre y se levanta imponente ante nuestros ojos.
Al lado se edificó el Convento de la Compañía de Jesús, actual Palacio de Exposiciones de San Jorge. Se puede subir a una de sus torres y desde ella veremos la ciudad a vista de pájaro.
Continuaremos nuestro recorrido por la calle Cuesta de la Compañía que nos desembocará en la Plaza de San Pablo, uno de los edificios importantes que nos encontramos es La Casa de las Cigüeñas o de los Cáceres-Ovando (S XV). A la izquierda de la fachada de la casa se levanta la bella torre, es una de las pocas que están sin desmochar en Cáceres, ya que su primer dueño Diego de Ovando era partidario de Isabel La Católica, el resto de las torres fueron desmochadas como castigo por no apoyar a la reina Isabel la Católica en la guerra de Sucesión por el trono de Castilla contra Juana de Trastamara (La Beltraneja).
En esta plaza también se encuentra el Convento de San Pablo (Siglo XV), en el siglo XVIII se levanta la espadaña que porta dos pequeñas campanas. Hoy día lo habitan la Orden de clausura de las Clarisas, riquísimos los dulces que fabrican y venden.
De aquí partiremos a la Plaza de San Mateo, aquí se levanta la Iglesia de San Mateo, construida sobre los restos de una mezquita árabe, destaca la portada con decoración plateresca y el retablo de Vicente Barbadillo.
Seguiremos hacia la plaza de las Veletas, el edificio más importante es el Palacio de las Veletas, Siglo XV, construido sobre el solar de un alcázar almohade y hoy es la sede del Museo de Cáceres. También es llamado Palacio del Aljibe por cobijar en su subsuelo un aljibe de la época musulmana, es posible que su primer uso fuera el de mezquita y a partir del siglo XII se convirtiera en aljibe y consta de 16 arcos de herradura sustentados por doce columnas.
Nuestro siguiente destino es el Barrio de San Antonio, Judería Vieja. En contraste con los palacios y las torres de los cristianos, el barrio judío está formado por casas encaladas, luminosas, con flores en sus balcones y jardines, calles estrechas y empinadas, algunas casas adosadas a las murallas y edificadas alrededor de la sinagoga que hoy es ocupada por la ermita de San Antonio, que da nombre al barrio. Aquí se encuentra la única puerta romana existente hoy sobre las murallas, “La Puerta del Río o Arco del Cristo”, a través del arco se accedía a la judería vieja.
El nombre le viene porque los cacereños tenían que pasar por ella para ir al arroyo y Arco del Cristo por la hornacina que cobija un cuadro de la imagen del Cristo Crucificado que tiene en la parte que da a la Cuesta del Marqués.
En los alrededores de la ciudad vieja tenemos la Iglesia de Santiago, Siglo XIV, destaca el retablo en madera tallada y policromada de Alonso de Berruguete.
Mi consejo es pasear y perderse por esta ciudad, porque cualquier rincón de Cáceres tiene una bella historia que contar y por mucho que callejeemos siempre habrá un escudo, torre, arco, palacio, iglesia que descubriremos y nos fascinará. Como colofón acabar en una terracita degustando unos riquísimos embutidos regados con un buen vino que nos ofrece esta bella ciudad. Próximo destino: Plasencia