Aragón nos obsequia con unos parajes y rutas dignas de conocer y uno de estos lugares mágicos son los Mallos de Riglos. Mallo: formación geológica característica del valle del Ebro, de grandes farallones y agujas de conglomerado rocoso formado por cantos de tamaño medio envueltos en arcilla, arena y cementados con material calcáreo (Wikipedia).
Riglos es un pueblo de la provincia de Huesca cuyo nombre está asociado al deporte de la escalada, así que al realizar nuestra ruta nos encontraremos con escaladores colgando por las paredes de los Mallos ofreciéndonos el espectáculo y la peligrosidad de este deporte.
Aparcamos el coche en el parking que nos encontramos a la entrada del pueblo, allí mismo vemos carteles anunciadores que nos muestran el recorrido del “Camino del Cielo”.
Comenzamos la ruta rodeando los Mallos por el oeste, seguimos por la carretera y pasamos el pueblo llegando a los pies del Mallo Pisón, ahí descubres la fuerza y el poder de la naturaleza, miras hacia arriba y ves sus paredes lisas de color anaranjado apuntando hacia el cielo y salpicadas de pequeños escaladores. Seguimos el sendero que estará marcado a lo largo del camino con dos bandas azules y comenzaremos la ascensión por el denominado “Circo de los Mallos”. Esta subida es mejor hacerla temprano para no pillar el calor de la mañana, ya que es una subida bastante empinada. Además, a esta hora el Mallo nos proporciona una sombra muy agradecida.
Durante el camino iremos descubriendo diversas especies avícolas, sobre todo buitres y disfrutaremos de una flora muy variada. Llegaremos al primer mirador (desvío que enlaza con el sendero de La Peña por Escalete) donde aconsejo parar y deleitarnos con unas vistas maravillosas. Podremos observar de una forma muy clara y didáctica los cabalgamientos y pliegues del choque de placas que veremos frente a nosotros al otro lado del río Gállego.
El espectáculo es magnífico, los Mallos escoltan al río Gállego que cruza impertérrito junto a ellos con un maravilloso color verde conjuntando con el paisaje.
Nosotros nos desviamos un pequeño tramo por la senda de La Peña para contemplar sus magníficas vistas.
Volvemos al punto donde hemos cogido el desvío y continuamos la subida que nos lleva hasta el mirador de Ventuso (punto más alto de la ruta), un buen lugar para deleitarnos con las vistas y hacer acopio del avituallamiento.
Comienza el descenso al alcanzar el Mallo Colorado, un descenso más suave y menos fresco, el calor ha comenzado a hacerse notar y nos lleva hasta el pueblo de Riglos.
Al finalizar la ruta podemos dar una vuelta por el pueblo de Riglos y reponer las fuerzas consumidas. También podemos bajar al río Gállego para remojarnos y refrescarnos un poquito.