Plasencia es la gran sorpresa de la provincia de Cáceres. Situada estratégicamente en la Ruta de la Plata ofrece mútiples motivos para visitarla.
Nos alojamos en los apartamentos Rincón de la Magdalena, en la calle Rincón de la Magdalena 1. Su localización es muy buena, se encuentran nada más traspasar la Puerta de Coria y cerca del Parador. La dueña nos informó de un pueblo para visitar, Granadilla, así que aprovechamos la estancia para conocer Plasencia, visitar Granadilla, el Valle del Jerte y las Bodegas “Viña Placentina”.
Plasencia, fue fundada en 1186 por el Rey Alfonso VIII y en el siglo XIII hubo una comunidad judía que fue la más grande de Extremadura y con un gran poder económico.
Debido a la cercanía a nuestros apartamentos, comenzamos la visita por el Parador de Turismo, situado sobre el Convento de Santo Domingo o de San Vicente Ferrer del siglo XV, al lado se encuentra la Iglesia de San Vicente Ferrer y un poco más adelante el Palacio del Marqués de Mirabel.
El convento fue fundado por los Condes de Plasencia, Álvaro de Zúñiga y su esposa Leonor de Pimentel, como promesa por la recuperación de la salud de su hijo Juan, según cuenta la leyenda. Destaca el claustro, la sala capitular y su famosa escalera al aire. La iglesia alberga el museo de la Semana Santa de Plasencia. El Palacio fue residencia de los Condes, posee un balcón plateresco único en la ciudad, coronado con un escudo, se encuentra en la parte posterior y se accede por un arco que da a la calle Esparrillas. Estos tres monumentos forman uno de los rincones más bonitos de Plasencia y se edificaron sobre los terrenos donde se asentaba la antigua sinagoga de Plasencia.
Frente a ellos se encuentra la Iglesia de San Nicolás del siglo XIII situada en la plaza del mismo nombre. La torre de las campanas junto con la portada septentrional decorada con cinco arquivoltas apuntadas sobre columnas con capiteles románicos y la pila bautismal románica que se haya en su interior, son las partes más antiguas que se conservan.
Detrás de la iglesia otro palacio nos recibe “El Palacio de Monroy”, también conocido como la Casa de las dos Torres, aunque sólo se conserva una, es el palacio más antiguo de la ciudad, pero el que vemos fue totalmente reformado en el siglo XX. En la torre podemos ver el escudo de Los Carvajales y en la portada dos leones de alto relieve del gótico primario.
Bajando por la calle Blanca esquina con la calle Trujillo, tenemos la Casa del Doctor Trujillo y la Casa del Deán, que acogieron a los juzgados. La Casa del Doctor Trujillo se trata de un palacete gótico cuya torre contiene ventanas trilobuladas, conopiales y una fachada con esbelta galería de arcos escarzanos y ventanas coloniales, anexo a él tenemos la Casa del Deán, casa palacio del siglo XVII, llamada así por ser residencia de algunos deanes de la Catedral. Lo más representativo es el balcón esquinado coronado por el escudo de Don Antonio Paniagua y la rejería.
Lindante tenemos la Plaza de la Catedral, con las Catedrales Nueva y Vieja. En realidad es la fusión de dos catedrales construidas en distintas épocas y ensambladas. La Catedral Vieja se comenzó a construir en el siglo XIII hasta principios del siglo XV, ejemplo de transición del románico al gótico, actualmente es el Museo Catedralicio de Plasencia; en el siglo XV y XVI comienzan a construir una nueva catedral, ya que debido al crecimiento de la población la vieja se queda pequeña y además no representa ese nuevo poder económico que ostenta la ciudad. Ésta será más grande en tamaño y altura, se comienza a construir al lado de la antigua, van tirando parte de la vieja según van avanzando las obras de la nueva, hasta que fatídicamente comienza la crisis, se paraliza la construcción y resuelven el problema fusionando una con otra.
En la Catedral Vieja, tenemos el claustro del siglo XV y en él una imagen del siglo XIII de Santa Mª la Blanca de estilo gótico y en el centro del claustro una fuente gótica del siglo XV. Otro elemento a destacar es la Torre del Melón, llamada así por su terminación en una bola estriada, es el cimborrio de la Sala Capitular o Capilla de San Pablo.
La fachada principal es románica, con arcos de medio punto y arquivoltas, sobre las cuales en una sencilla hornacina, se contempla un grupo escultórico tallado en piedra de la Anunciación de Nuestra Señora y sobre ella un rosetón.
En diferentes puntos percibimos claramente la ruptura y fusión entre la Catedral Nueva y Vieja.
Catedral Nueva, se comienza a construir en 1498 y en el año 1578, se paralizan las obras. Durante las obras son varios los maestros que se hacen cargo de ella.
Destaca la fachada plateresca comenzada por Juan de Álava, y terminada en 1558 por Gil de Hontañón, que haría el cuerpo superior, las cresterías y las agujas. Está dividida en cuatro cuerpos, se configura a modo de fachada retablo y las estatuas que la decorarían nunca llegaron a esculpirse, pudiera ser debido a la falta de presupuesto.
La música tuvo mucha importancia en el siglo XVI y el órgano era el instrumento por excelencia en las catedrales. Tres fueron los órganos que se trajeron de la Catedral Vieja, los dos más viejos se colocaron a ambos lados del coro y el nuevo construido en 1503, se situó en la puerta sur, el mismo sitio que ocupa actualmente el nuevo, construido en 1919 por la casa Eleizgaray.
El retablo mayor del siglo XVII cuenta con pinturas de Francisco Rizzi y esculturas de Gregorio Fernández.
La reja del coro es de hierro forjado en estilo plateresco y se le atribuye a Juan Bautista Celma, se terminó en 1604 y se doró con posterioridad en 1763. Está coronada por una imagen de la Santísima Virgen y alberga en su interior la espléndida sillería del coro que se encontraba en la Catedral Vieja.
La sillería fue encargada a Rodrigo Alemán, de estilo gótico flamígero y de madera de nogal.
Delante de la Catedral Nueva tenemos la Plaza del Cabildo, en el centro se encuentra la Fuente del Cabildo rodeada de aromáticos naranjos.
En la plaza de las Catedrales también se encuentra el Complejo Cultural Santa María, edificio del siglo XVII, construido por Nuño Pérez de Monroy para utilizarlo como hospital, en la actualidad pertenece a la Diputación Provincial y es un importante Centro Cultural. En el mismo lugar tenemos el Palacio Episcopal del siglo XV, me llamó la atención sus bellas chimeneas mudéjares.
De aquí nos encaminaremos hacia la Plaza Mayor, plaza porticada y centro de la vida de la ciudad. Preside la plaza el Palacio Municipal del siglo XVI de estilo gótico renacentista con fachada de doble arcada. Aquí se encuentra uno de los símbolos de la ciudad, el abuelo Mayorga, con casaca verde y gorro rojo encaramado en la torre del reloj, se encarga de darnos las horas golpeando la campana con su martillo. La plaza está en el centro del casco histórico y conecta por diferentes vías con las puertas de acceso a la ciudad amurallada. Está rodeada de edificios históricos, palacios y casas señoriales.
En esta plaza todos los martes se celebra un mercado donde se venden productos agrícolas de los pueblos cercanos, nosotros aprovechamos para comprar queso extremeño como la torta del Casar y ahumados, todos deliciosos.
Éste es un buen lugar para sentarse cómodamente, disfrutar del bullir de la vida diaria y tomarse un buen tentempié con los productos que nos agasaja esta tierra.
La calle Zapatería desemboca en la plaza Mayor y fue una de las principales vías de la judería de Plasencia. En recuerdo de las familias judías que habitaban esta zona se han instalado unas plaquitas en el suelo con los nombres de dichas familias.
Los cementerios judíos estaban fuera de las urbes, los judíos placentinos ubicaron el suyo fuera de la muralla, en el Berrocal, y accedían a través de la Puerta de Berrozana, en un terreno que no era de cultivo y aquí no molestarían, ni serían molestados. En fechas cercanas a la expulsión de los judíos, vendieron estos terrenos por un precio irrisorio al deán de la Catedral. Las piedras y lápidas del cementerio se aprovecharon como material de construcción y prácticamente el cementerio desapareció. Es el único cementerio judío de Extremadura y está en total abandono, se conservan unas 20 tumbas excavadas en la roca.
A mitad de la calle Zapatería en la plaza de Ansano nos encontramos un grupo escultórico muy peculiar, un hombre de pie mirando a otro que hunde su cabeza en la arena, su título es “Escena 3”, realizada por Antonio Morán y su hijo Carlos Morán. Parece ser que su misión es hacernos pensar y buscarle nosotros la interpretación, o sea, que a dejarnos llevar y a dar rienda suelta a los sentimientos que nos sugiera.
Seguiremos nuestra ruta por la calle del Sol, pasaremos la puerta del Sol, que da entrada a la ciudad amurallada y allí nos recibe la estatua ecuestre del fundador de la ciudad, Alfonso VIII.
La puerta del Sol una de las puertas de acceso a la ciudad llamada así por su orientación al este, de estilo renacentista, coronada por una imagen de la Virgen de la Estrella, tiene esculpidos los escudos de los Reyes Católicos y los de la ciudad de Plasencia.
Desde aquí recorreremos las murallas que protegían y rodeaban el casco antiguo de la ciudad. Se empiezan a edificar desde el mismo momento de su fundación y se finaliza en 1201, el acceso a la ciudad era a través de sus puertas. Se conservan 21 de las 71 torres de la muralla. Otro elemento defensivo fue el río Jerte, ya que rodea buena parte de la ciudad.
Por último, dirigimos nuestros pasos hacia el norte de la ciudad para conocer otro de los monumentos representativos de ella “el acueducto medieval”. Construido en el siglo XVI, por orden de Juan de Flandes y viniendo a sustituir a otro anterior del siglo XII. Recogía el agua de las sierras cercanas de Cabezabellosa y el Torno y la conducía hasta la fortaleza de Don Luis de Ávila y Zúñiga, cerca de la cual había un depósito y desde aquí se distribuía a las fuentes de la ciudad. Se conservan 55 arcos, la mayoría en el barrio de San Antón, que debe su nombre a la ermita que había en conmemoración del santo, por lo que se le conoce como Arcos de San Antón y mide unos 300 metros. Debido al deterioro por el paso del tiempo y a la guerra Civil, varios arcos se destruyeron y se han tenido que restaurar, lo apreciaremos fácilmente sobre todo por el color de la piedra.
Muy cerca del acueducto nos encontraremos el Parque de los Pinos, para nosotros fue toda una sorpresa su descubrimiento, un sitio ideal para pasear, relajarse, reposar y disfrutar de la naturaleza. El parque está poblado principalmente por especies autóctonas como fresnos, pinos, sauces, olmos, encinas y alcornoques y otras muchas especies de árboles y arbustos; pero lo que más nos sorprendió fueron todas las aves que nos encontrábamos por los caminos, estanques, charcas y árboles, ejemplo de ellas son los patos, pavos, cisnes y gansos, que tranquilamente paseaban a nuestra vera.
Aprovechamos la estancia en esta ciudad para disfrutar de un regalo que nos habían hecho nuestros hijos por Navidad, una visita a las Bodegas Viña Placentina.
Se trata de unas bodegas que producen vino ecológico, allí nos atendió muy amablemente la persona encargada de dichas bodegas y nos explicó todo el proceso de cultivo, vendimia, elaboración, conservación y venta de dichos vinos. Por supuesto tuvimos un magnífico cierre de la visita con la degustación de vino de esta bodega y embutidos de la tierra.
Finalizaremos nuestro viaje con un recorrido por el Valle del Jerte y una visita a Granadilla.