Valle del Jerte. La Garganta de los Infiernos. Granadilla. Última etapa de un recorrido por la provincia de Cáceres

Tres destinos espectaculares para la última etapa de este recorrido por la provincia de Cáceres. Senderismo en el Jerte. Granadilla, conjunto histórico-artístico.

Valle del Jerte

Disfrutamos del paisaje del valle y del río pero no tuvimos la suerte de ver los cerezos en flor, ni poder comer esas cerezas rojas y carnosas que da la tierra, ya que fuimos justo cuando los árboles ya no estaban en flor y las frutas no habían madurado.

Desde Plasencia fuimos a Cabezuela del Valle por la carretera N-110, paramos una vez pasado el puente que cruza el río Jerte y desde aquí teníamos una buena visión del río. El río Jerte da nombre al valle, río corto de montaña e interior y es afluente del río Alagón que a su vez lo es del río Tajo, con una longitud de 70 Km. Va recogiendo agua que le aportan las gargantas y una de ellas es la que visitaremos, “La Garganta de los Infiernos”.

Rio Jerte en Cabezuela del Valle

La Garganta de los Infiernos

A unos 3 Km de Cabezuela siguiendo la N-110 nos encontramos el Centro de interpretación de la reserva natural “Garganta de los Infiernos”, aquí nos dieron los mapas y nos facilitaron información de la ruta que queríamos hacer, dejamos el coche en este lugar y partimos a nuestro primer destino que sería las Marmitas del Gigante en la zona conocida como “Los Pilones”. Los Pilones los tenemos una distancia de 3 Km, comenzamos la ruta ascendiendo por un camino entoldado por las ramas de robles y castaños, por lo que el sol no será un problema.

Garganta de los Infiernos. Sendero entre robles y castaños

La ruta está perfectamente señalizada lo que permite orientarnos fácilmente. El camino nos lleva a un mirador y una gran piedra nos ofrece asiento para ver a lo lejos “El Chorrero de la Virgen” una impresionante cascada semioculta en la ladera del bosque que tenemos frente a nuestros ojos. No nos desviamos de nuestro camino que nos llevará hasta el puente sobre el río Jerte y la entrada a la ruta de los pilones.

Garganta del Infierno. Señales indicativas del camino

Garganta del Infierno. Chorrero de la virgen

Garganta de los Infiernos. Puente

Este es nuestro primer destino “Los Pilones”, son grandes pozas, marmitas o pilones originados en las rocas de granito debido a la fuerza erosiva del agua. Nosotros fuimos a finales de Abril y el agua estaba helada, parece ser que en verano es una excelente zona para el baño.

Garganta del Infierno. Pozas

Cruzaremos el puente y ascenderemos por una estrecha escalinata, en la parte que da al río hay un cable de acero para que nos aseguremos y ayude a quien sufra de vértigo. A partir de aquí seguiremos ascendiendo hasta el “Collado de las Yeguas”. Las vistas del río y sus pozas son espectaculares, nosotros bajamos hasta una de ellas para descansar y disfrutar de las aguas erosivas que nos crean este bello paisaje, aquí se percibe en su plenitud la fuerza del agua.

Garganta de los Infiernos. Escalinata

Garganta de los Infiernos. Vistas de las pozas desde subida collado de las yegüas

Garganta de los Infiernos. Collado de las yegüas

Garganta de los Infiernos. Yegüas

El camino hasta el collado está salpicado de saltos de agua, pozas, flores y algún pequeño animal que se nos cruzaba, siendo de gran belleza. Nuestra idea era seguir el camino hasta el Puente Nuevo, pero el río venía muy crecido y era peligroso, así que ésta fue la culminación de nuestro recorrido ahora tocaba la vuelta hasta el Centro de interpretación.

Garganta de los Infiernos. Torrente

Antes de volver a Plasencia nos acercamos a conocer el pueblo de Jerte, que fue incendiado por los franceses en la Guerra de la Independencia en 1809, y Cabezuela del Valle, donde aprovechamos para comprar mermelada y vinagre de cereza. Cabezuela está declarado como Conjunto Histórico-Artístico y podemos admirar una arquitectura popular muy cuidada.

Villa de Jerte

Cabezuela del Valle

Pasado Cabezuela nos desviamos para conocer el pueblo de “El Rebollar”, se encuentra a unos 600 metros de altitud. Aquí lo más llamativo es su arquitectura, las angostas calles y espacios. Las viviendas se adaptan al terreno escarpado como las Casas del Canchal, son casas levantadas aprovechando grandes piedras de granito y haciéndolas parte de la vivienda familiar, también son impresionantes las vistas que tenemos desde aquí, por lo que lo denominan el balcón del Valle del Jerte.

El Rebollar, calles

El Rebollar. Vistas desde el balcón del Jerte

Granadilla

Su nombre en origen fue Granada, pero tras la conquista de Granada en 1492 y para evitar confusiones pasó a llamarse Granadilla. Actualmente está adscrito al pueblo Zarza de Granadilla.

Este bello pueblo a mediados del siglo XX fue desalojado por la construcción del embalse de Gabriel y Galán y ser zona inundable. Nunca llegó a estar inundado, quedó ocupando la colina sobre el embalse, pero sus tierras de labor si quedaron anegadas .En 1980 fue declarado Conjunto histórico-artístico, en 1984 pasó a formar parte del programa de recuperación de pueblos abandonados y hoy en día muchos estudiantes acuden allí para trabajar en las labores de recuperación.

Cuando llegamos al pueblo nos encontramos que se accede a través de la puerta de la muralla y tiene un horario para entrar a visitarlo, fuera de este horario estará cerrado y sólo podremos disfrutar de los alrededores. El enclave es espectacular con unas bellas vistas sobre el embalse, nosotros fuimos al atardecer y disfrutamos de una bella puesta de sol.

Granadilla. Murallas, castillo y puerta principal

Lo primero que nos recibe es un impresionante castillo, que me recordó al juego de construcción con el que jugábamos de pequeños, Exin castillos, una vez franqueada la puerta es como entrar en un pueblo de los años 60 donde nada ha cambiado y todo está dormido desde aquella época. Produce tristeza pensar en todas esas personas que tuvieron que abandonar sus casas y dejar un pueblo con historia y lleno de vida y pasar a convertirse en un pueblo fantasma.

Granadilla. Castillo

Su ubicación en lo alto de una colina era un paso obligado de la Vía de la Plata. Fue fundado por los musulmanes en el siglo IX y aún podemos visitar sus murallas almohades que se levantaron para proteger la villa. En la entrada destaca el castillo que en un principio fue una alcazaba pasando a ser castillo cristiano en la Edad Media, se cree que se construyó a finales del siglo XV por el primer Gran Duque de Alba. El castillo se puede visitar por dentro y adentrarte en sus entrañas y su historia. Desde las almenas tenemos a nuestros pies un bello paisaje de agua, flora y fauna. En la zona encontraremos gran variedad de animales como ciervos, jabalíes, conejos, tejones, zorros e incluso linces y sobre todo gran variedad de aves.

Granadilla. Castillo y casas

Granadilla. Pantano al atardecer desde lo alto del castillo

Granadilla. Pantano desde el castillo

granadilla-desdecastillo

Granadilla. Ciervo

Una vez dentro del recinto accederemos a unas calles limpias, casas rehabilitadas y pintadas de suaves colores, las puertas y fachadas adornadas con bellas plantas que intentan darle una vida arrebatada a este bello pueblo. Destaca la iglesia parroquial del siglo XVI.

Granadilla. Calle principal

Granadilla. Casa en la plaza del pueblo

Granadilla. Iglesia

Granadilla. Ayuntamiento

Como anécdota, aquí grabó Almodovar el final de la película Átame.

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